Letizia en acto de clausura y la pequeña archiduquesa

¡Hola amigos del blog!

Esta semana hemos visto a la Reina de España una sola vez. La pobre debe de estar agotadísima con tanta actividad.

Pasemos a la única salida de Letizia

Clausura de la XVII Convocatoria de “Euros de tu nómina”

La reina presidió la clausura de este evento, que según la página de la Casa Real «da un impulso a la solidaridad social» lo que sea que eso quiera decir.

Iba con un vestido verticalmente ceñido al cuerpo y sin mangas. Lo amarraba por la mitad con un cinturón, como a ella le gusta, y ninguna joya adornaba su estampa.

Al ver semejante musculatura, queda claro que ninguna joya se vería bien. Es una pena muy grande porque el trabajo de ella es representar a la Corona, y no lo hace, pues nada en ese atuendo canta «reina»

A mí me parece una culturista después de levantar 100 kilos, envuelta en una toalla. Van mucho más elegantes algunas de las otras señoras de la foto -no todas- pero una que otra sí que le gana la partida.

La pequeña Archiduquesa

Para continuar con nuestras lecturas, he seleccionado una biografía de Marie Antoinette, Reina de Francia, escrito por Antonia Fraser. Ya se verá si el nombre es pura coincidencia, pero por el momento la lectura es fascinante.

Para empezar, la autora nos cuenta que la imagen de Marie Antoinette ha sido muy distorsionada por diferentes causas, principalmente porque era necesario encontrar un chivo expiatorio para los problemas de Francia, y qué mejor que esa chica menudita, que parecía tan frívola y poco perspicaz.

Cuenta por ejemplo que la famosa frase «si no tienen pan, que coman pastel» fue atribuida por primera vez a una princesa española que se casó con Luis XIV 100 años antes de que Marie Antoinette llegara a Francia. Osea que los franceses ya tenían el cuento armado para cuando llegara la siguiente chica a quien echarle las culpas.

Después la autora nos cuenta que tuvo acceso a la cartilla de vestuario de la reina donde ella indicaba la selección del atuendo que quería utilizar en cada ocasión. Esto quiere decir que incluso en la antiguedad ya se llevaba un control sobre las ropas adecuadas para el trabajo de reina; algo que deberían imitar en otros reinos contemporaneos, pero que visto lo visto, parece que no se hace.

Finalmente, en su prólogo, la autora nos cuenta otras fuentes que consultó. Hace una lista de varias páginas de personas que le ayudaron con su investigación y agradece a todo el mundo menos a su pareja, el premio Nobel Harold Pinter, cosa que me extraña porque es muy raro que un autor no nombre a su otra mitad en un trabajo tan meticuloso.

Ya seguiremos viendo qué nos traen los capítulos de este libro tan interesante, y que promete mostrar un retrato más realista de una persona que muchos de nosotros hemos estereotipado sin dar una segunda mirada.

¡Saludos y hasta la próxima!

(*) Fraser, A. 2002.Marie Antoinette: The Journe. Weidenfeld & Nicolson