¡Buenas tardes y buenos días para las ardillitas planetarias!
Todos los actos: Chaleco omnipresente
Esta semana la reina Letizia nos lo ha dejado muy fácil: ha vestido un chaleco rojo que es parte del uniforme que llevan todos los españoles que viajan a ayudar al pais que ha visitado, y no se ha cambiado ni los pendientes en toda la semana. Supongo que para ella este «no vestirse» son unas «minivacaciones» dentro de las eternas vacaciones que constituyen su cargo.¡Qué duro ha de ser meter el brazo dentro del amplio chaleco mientras se reciben alabanzas a diestra y siniestra! Espero que la vida de los otros españoles que se visten así sea igual de fácil, llena de comodidades y vacaciones secretas.

Al menos para prepararse para el viaje vistió una chaqueta muy bonita de oficinista, y se peinó la exageradamente larga melena. En esa chaqueta si que hubieran quedado bien algunas joyitas, pero ya sabemos que ella solo las saca cuando considera que la gente con la que va a reunirse es digna de verlas. Dado que casi nunca las saca, podemos concluir que tiene el triste destino de tener que reunirse siempre con personas que ella considera indignas. Tiene que ser duro nunca ver a alguien a quien realmente se admire y respete.

La IA ayuda con el eterno problema del papeleo
En este capítulo, el libro que estamos leyendo (*) dice que uno de los factores que más contribuye al «quemado» de todos los profesionales de la salud es el tener que lidiar con papeleo todo el tiempo; especialmente con formularios donde se hacen las mismas preguntas una y otra vez hasta el cansancio.
Todo el que ha visitado un doctor, ha sido de una u otra forma recibido con un cuestionario gigante donde le preguntan al paciente toda su historia; aún cuando se haya visitado la misma consulta año tras año. La IA puede ayudar leyendo la historia que el paciente tiene ya en el consultorio y haciendo solo las preguntas más relevantes: cambios en la dirección postal, medicación, nuevos síntomas, etc.
Una cosa que se puede hacer, es grabar la conversación entre el doctor y el paciente, y después pedirle a la IA que escriba las notas sobre la consulta. Esto, dice el libro, evitaría una de las situaciones más incómodas del encuentro doctor paciente: que el doctor se la pasa más tiempo tecleando en la computadora que realmente poniendo atención a lo que el paciente le cuenta.
Si se introduce la transcripción de la conversación dentro de la IA y se consigue que esta escriba las notas, despué se puede abrir otro chat con la IA, como quien dice, otro «par de ojos» para revisar el trabajo hecho. Se le puede preguntar si las notas están bien y si se pueden mejorar. Esto ahorraría mucho tiempo a los doctores, y les daría más libertad para hablar y tener contacto con el paciente.
También se puede usar la transcripción para preguntarle a la IA cómo se puede ser mejor durante su consulta, y para pedirle que escriba una carta dirigida al paciente donde se resuma lo que ha pasado en el consultorio y se recuerden los aspectos claves del cuidado de la salud.
Otra gran área de aplicación, es ayudar a los doctores a escribir papeleo para obtener autorizaciones de las compañías de seguros. Aquí aparece un problema porque no sabemos hasta qué punto haya sido el sistema alimentado con sesgos y preconcepciones. A veces una persona sesgada puede decir ¿Para qué autorizar este costoso tratamiento en un anciano? Y ni siquiera iniciar el papeleo. ¿La IA haría lo mismo? Tendríamos que probarlo, pero esto nos debe recordar que hay que revisar con lupa todo lo que la IA nos diga, porque a veces se puede equivocar en asuntos demasiado complejos.

Finalmente, el capítulo hace una defensa de la IA como reemplazante de los trabajos más aburridos de la medicina, como es el papeleo. Dice que ese miedo de que la IA desplace a los trabajadores humanos no tiene fundamento, porque ahora más que nunca los sistemas sanitarios de todos los países están «implosionando» por falta de persona. Pues eso, dice el autor del capítulo, la IA vendría a reemplazar a todos esos cargos que hacen falta, y los doctores y otros profesionales pueden dedicarse a cosas más interesantes y más humanas.
¡Hasta en la próxima entrada!
(*) Lee, P. 2023. The AI Revolution in Medicine. Pearson
Hola,el viaje estilisticamente hablando ha dado poco de sí, chaleco rojo y chaleco rojo,algún cambio de pantalón y poco más. Fijaros si se ha esforzado poco con otro vestuario q no acudió a ninguna cena o almuerzo donde estaba invitada. CR ha tenido que sacar un comunicado para disculparla por no acudir a esas invitaciones,parece ser q algunas asociaciones ,incluso los q le acompañaron desde España se han quejado de su comportamiento. Dicen q se retiraba a descansar por las jornadas agotadoras….tres días creo que ha estado sí eso es trabajar mucho.
Hola,estilisticamente hablando poco que comentar,chaleco rojo y chaleco rojo algún cambio de pantalón, poco más. CR ha tenido que emitir un comunicado para disculparse por el comportamiento de LO, no acudió a ninguna cena donde estaba invitada, Cabo Verde ha debido dar alguna queja,incluso la delegación q la acompañó desde España. CR ha justificado las jornadas agotadoras…tres días creo q ha estado,si esto es trabajar mucho…
Podrías poner el enlace al comunicado???
Pues eso, Beatriz. Hay que ponerse en su lugar: si todo lo que tiene que hacer durante el día es leer lo que le apetece recostada en su diván de plumas, e ir a su gimnasio privado y lujosísimo a cuidar sus músculos, unos días de reuniones y fotos en un pais pobre deben agotarla tremendamente. Para personas como nosotros, que nos partimos el lomo a diario trabajando, unos días de reuniones donde todo es sonrisas y aplausos serían unas vacaciones de lujo incluso entre la gente más humilde del mundo.
A propósito: el blog va a estar fuera del aire por un día o algo más a partir de mañana, por un tema de actualizaciones del servicio del hosting. Ya os contaré lo que va pasando por Instagram y X.
Disculpen,me repetí en el comentario. Pensé que no lo había mandado.