Letizia perdida, litio, cobalto, Tesla

¡Hola amigos del blog!

Esta semana hemos visto a la reina varias veces, y también hemos leído un poco más del libro sobre el cobalto del Congo.

Así que, como decía Kiki (a ver si algún día regresa) ¡Manos a la obra!

Conmemoración del 80º aniversario de la liberación del Campo de Concentración de Mauthausen

Los reyes asistieron a esta triste conmemoración y visitaron varias de los lugares más representativos de este sitio que ahora parece se ha convertido en un museo. .

Para mi gusto iba bien, sobria, con un pañuelo al cuello y un bolso bonito. Es difícil para una mujer con su físico tan diminuto no desaparecer dentro de cualquier atuendo, y como es frecuente en ella, no llevaba muy buena cara; supongo que la ocasión tampoco ameritaba ser todo sonrisas. Creo que en general aprobó.

Audiencia a una señora y reunión sobre los riesgos de las redes sociales

La siguiente vez que la vimos, la consorte andaba todavía más perdida dentro de una chaqueta como seis tallas más grandes que la suya.

A saber qué ideas cruzarán por su cabeza para ponerse algo como eso. Quizá sea otro de sus «guiños» pero yo por lo menos no lo pillo. Tal vez alguna de vosotras sepa algo que yo no sé.

Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja

Letizia lució una sencilla camisa y un pantalón de hace varias temporadas. Esto lo se porque casualmente estaba viendo una serie en Apple y una de las chicas que trabaja en ella llevaba el mismo pantalón; y ya sabeis que aunque la serie haya salido recientemente, habría sido grabada mucho antes.

Como siempre, se echa en falta algún accesorio con el que expresar su respeto por lo que está representando. En eso ella es bastante elocuente.

Como funcionan las baterias de litio y cobalto

El libro que estamos leyendo (*) continúa explicando nuevamente la exhuberante geografía y las riquezas del Congo. Luego hay una explicación muy interesante de cómo funcionan las baterías recargables. A ver si logré entender aunque sea un poco:

Pues resulta que en la naturaleza existen los electrones y los iones. Y parece que entre ellos hay tal romance, que siempre quieren estar juntos. Donde hay un electrón, siempre quiere estar un ión. Una batería es una cajita que construimos nosotros con un extremo en el que encerramos a los iones solitos y en el otro extremo a los electrones. Luego les ponemos en la mitad un electrolito para que sepan donde está cada cual y se mueran de ganas por juntarse.

Los electrones y los iones se huelen unos a otros y corren como locos a encontrarse. Los iones se sumergen en el electrolito, y nadan desesperados llamando a sus amados electrones para que se junten con ellos. Los electrones también se lanzan hacia sus amados iones y ¡paf! se encuentran con que por alguna razón no pueden cruzar el electrolito -Esto es porque nosotros, que somos muy ingeniosos, hemos hecho el electrolito de tal manera que es repelente para ellos.

Al no poder cruzar el electrolito, y viendo a sus amados iones que corren desesperados, los electrones piensan rápido y buscan otra forma de llegar al otro extremo. Y esa otra forma es un circuito que «casualmente» nosotros hemos puesto conectando los dos extremos de la batería. Con lo cual el flujo de electrones hace que se produzca energía en el circuito; y mientras los electrones corren con la mirada fija en sus amados iones, nosotros usamos la energía para muchísimas aplicaciones.

Ingenioso, ¿verdad? Pero, claro, cuando los electrones llegan al otro lado y se juntan con sus amados iones, todo se queda quieto de nuevo y todos tan felices, excepto nosotros que decimos «me quedé sin batería» Y pues hay que hacer algo para volver a encerrar a los electrones en su esquina y a los iones en la suya. Ese algo es aplicarles corriente externa, para que se vayan cada cual a su extremo y comience todo de nuevo. Eso es lo que se hace cuando se recargan las pilas.

Pero cada vez que se empujan los electrones y los iones a sus respectivas esquinas, algunos suertudos o ingeniosos logran escapar, y por eso las baterías recargables van perdiendo su fuerza poco a poco.

Ahí es donde entra el cobalto en la ecuación, porque hemos descubierto que al poner unos gramos de cobalto en el extremo donde se acumulan los electrones, este consigue guardar muchísimos más, total que aunque se siguen escapando, se tarda mucho más en acabar la batería por completo.

Y es muy necesario que las baterías duren mucho, porque al parecer hemos firmado un acuerdo en París en el 2015 en el que nos comprometimos a bajar las temperaturas 2 grados centígrados, y a emitir 40% menos de monóxido de carbono, con lo cual necesitamos coches eléctricos que puedan caminar muchos kilómetros sin necesitar recargarse.

Y el libro vuelve a denunciar las condiciones en las que se extrae el cobalto en el Congo, cómo los niños tienen que trabajar desde pequeñitos extrayendo el mineral de la tierra, y cómo se oscurece esta circunstancia porque las compañías internacionales que compran el cobalto solo se lo compran a minerías certificadas, pero miran para otro lado cuando estas industrias mineras compran pequeñas cantidades a mineros artesanales por precios irrisorios.

Y así finaliza este capítulo del libro. Ya veremos cómo continúa la historia, y si el autor se anima a escribir menos propaganda y más ideas para atacar el problema en la raíz y no en la copa del árbol.

¡Saludos y hasta la próxima!

(*) Kara, S. 2023.Cobalt Red: How the blood of the Congo powers our lives. Pearson