Letizia ceñida, a la playa y normal. Marie Antoniette se casa en persona.

¡Hola amigos del blog!

La reina ha salido como para ir a la playa, y también elegante, con cinturoncillo. Vamos a ver cada uno de estos atuendos en detalle.

Manos a la obra

Audiencia al Patronato de la Fundación Comité Español de los Colegios del Mundo Unido, patrocinadores y alumnos

​Sus Majestades los Reyes y la Su Alteza Real la Infanta Doña Sofía recibieron en audiencia al Patronato de la Fundación Comité Español de los Colegios del Mundo Unido, que acudirán junto con los miembros del Patronato, patrocinadores y alumnos que han obtenido la plaza en 2025 y alumnos que vuelven tras sus dos años de experiencia.

Letizia lució un vestido de color claro muy ceñido al cuerpo, sin mangas. No usó ninguna joya para adornar sus brazos, pero está claro que con ese estilo las joyas simplemente no se llevan. Hace bien en dejar las joyas para alguien que sí pueda lucirlas, si algún día aparece esa persona. Por el momento, es mejor que estén guardadas.

De calzado usó unos espadriles bastante cómodos, y en el pelo lució unas franjas blancas. En general aparte de no llevar mangas, la veo bien, y creo que tampoco puede dar mucho más de sí, especialmente si está el Rey o alguna otra persona de su familia.

Juramento o promesa ante la Bandera y entrega de Reales Despachos de Empleo en la Escuela Naval Militar

Sus Majestades los Reyes acompañados por Su Alteza Real la Infanta Doña Sofía presiden el juramento o promesa ante la Bandera y el acto de entrega de Reales Despachos y nombramientos a los nuevos oficiales de la Armada, en donde el Rey ha impuesto a Su Alteza Real la Princesa de Asturias la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco.

Para este acto solemne, al que todo mundo acude con rigurosa elegancia, la esposa del Rey de España, doña Letizia Ortiz, eligió lucir un atuendo que le quedaba estupendo… ¡para un dia de playa! Un traje cómodo de apariencia denim, sin mangas, de falda muy larga y complementado con unas alpargatas. ¡Destacaba muchísimo entre todos los presentes! Se podía ver a un kilómetro que una de esas cosas no era como las otras, era diferente de todas las demas….

Cero joyas… ¡Por suerte!

Reunión anual con los miembros de los Patronatos de la Fundación Princesa de Asturias

​Sus Majestades los Reyes presidieron la reunión anual con los miembros de los Patronatos de la Fundación Princesa de Asturias, donde se presentó un informe de la labor desarrollada a lo largo del pasado año, que incluye información sobre la situación financiera y patrimonial de la Fundación.

Letizia lució un vestido largo blanco, de lunares pequeños con manga tres cuartos y su famoso cinturoncillo. Sus zapatos eran sencillos y negros y no llevaba ninguna joya. Yo la ví bien peinada y maquillada y creo que iba presentable. Me hubiera gustado un broche, un brazalete, un anillo, algo que cantara «reina» pero me parece que así también iba bien.

La chica de rojo a la que Letizia le da la mano mirando para otro lado -una práctica muy común en ella- lleva un vestido que me parece más llamativo y mejor presentadocomo para una funcionaria como la Reina. Además tiene el mismo tipo de Letizia, así que tal vez la Reina podría tomar notas.

Titulo libro

Marie Antoinette hizo un viaje que duró semanas y semanas, parando en castillos, monasterios, y finalmente llegando a Ulm, última parada en Alemania donde fue entregada a los representantes de la corte francesa como un paquete delicadamente envuelto en sus ropajes matrimoniales. Alli, cerca de Ulm, fue llevada a una isla en el Rin, cerca a Kehl y se completó la ceremonia en la que se le despojó de todo lo relacionado con Austria. Se firmaron unos papeles, y tuvo que despedirse de todo y de todos. Ni con una aguja se pudo quedar, ni con una persona pudo hablar, y a nadie le podía escribir, que le recordara a su tierra natal.

La primera ciudad que la recibió en Francia fue Estrasburgo, donde le rindieron toda clase de honores, con desfiles de niños y mujeres lanzandole flores, fiestas con fuegos artificiales y un discurso de bienvenida que trataron de dar en Alemán, pero que ella interrumpió nada más empezar, rogándo que solo se dirigieran a ella en Francés. La gente adoró ese detalle. Todos la idolatraban. Allí conoció a Louis de Rohan un chico de 35 años bastante parrandero, que tiempo después iría a Viena como embajador para escándalo de Maria Teresa que era mojigata y recatada. Después la delfina fue a Nancy, y luego a Soissons donde, el 14 de Mayo, la pequeña por fin se reunió con su marido por primera vez, y lo que vió fue un chico de 15 años, obeso a más no poder, un poco torpe de movimientos y bastante inseguro. El principito -o delfín estaba acompañado por tres tías, a cuál más gorda y solterona, a las que quería con veneración, pues se había quedado huérfano a los dos años.

En la fiesta esa noche, apareció una chica joven llamada la Condesa DuBarry, pero que en realidad se llamaba Jeanne Bécu y era amante del Rey. Cuando Marie Antoinette le preguntó a su compañera de mesa quién era ella, le contestaron «es una mujer que está aquí para complacer al rey» y Marie Antoinette comentó «pues ya le salió competencia, porque yo también quiero complacer al Rey»

El 16 de Mayo, Marie Antoinette llegó a Versalles, a unos apartamentos que le tenían preparados -o casi, pues no estaban terminados del todo- y conoció a sus cuñaditas, unas pequeñas niñas que con menos de 10 años ya estaban más anchas que altas, según los reportes oficiales. En Versalles tuvo lugar otra vez la ceremonia nupcial, y Marie Antoinette recibió una cantidad inmensa de joyas. Su marido se mostró nervioso y aburrido en la boda, y le puso el anillo con gesto un poco tembloroso.

Ella también estaba temblorosa cuando firmó el contrato de matrimonio, dejando una mancha junto a su primera J y olvidandose de poner una e en su cuarto nombre. Después hubo otra fiesta, y luego comenzaron las cartas de Maria Teresa preguntando por descripciones detalladas de la salud del «organo generativo» del delfín y los ciclos reproductivos de la delfina. La preocupación por un heredero era tal, que la primera noche todos los integrantes de la corte se encargaron de vestir a los reción casados con sus mejores pijamas y los metieron en la cama para después rezar un rato y finalmente dejarlos solos con la misión de engendrar pronto al futuro heredero. No puedo dejar de imaginar que a Letizia le pasó algo muy parecido, aunque tal vez sin público, pero la presión para reproducirse siempre estuvo ahí. Menos mal que -con ayuda o sin ella- consiguió satisfacer las necesidades de la familia.

Hasta aquí este capítulo de la historia de Marie Antoinette. La próxima semana leeremos acerca de la vida cotidiana de la princesita, y cómo se sentía que el mundo entero la estaba mirando todo el tiempo. ¡Y eso que no habían ni paparazzi ni periodistas ni tabloides!

¡Saludos y hasta la próxima!

(*) Fraser, A. 2002.Marie Antoinette: The Journe. Weidenfeld & Nicolson